Lo que vimos ayer No Era La Luna

La primera vez que la vimos era una luna particularmente oscura. 8% de brillo, decían los periódicos. De noche los que no salieron pudieron verla por redes sociales, foto tras foto de la delgada sonrisa que apenas alumbraba el horizonte con su luz naranja.

Al día siguiente la luna seguía igual, imperturbable. Nadie subió fotos, pocos la voltearon a ver, pues la luna, siendo la luna, cambia poco noche tras noche, su transformación invisible al hombre poco observador.

Pero la luna continuó así, su ojo cerrado por siempre, su escasa luz revelando planetas lejanos que solían estar bloqueados por su brillo, siempre cubierta por un Algo desconocido. La gente caminaba más rápido cuando salía por las noches, si es que llegaba a salir, y sin importar las luces que iluminaran la capa de nubes y smog que cubría como manta la ciudad, la Luna siempre se veía, siempre naranja, siempre durmiente.

Había gente que juraba que la luna se movía distinto a como debía hacerlo, que deambulaba bajo en el horizonte en lugar de subir, que se escondía por atrás de las montañas cuando intentabas verla. Después de un tiempo, simplemente dejó de moverse. Incluso durante el día, si no recordabas mantener la vista en el suelo, podías ver de reojo su perfil anaranjado deambulando junto al sol.

De haberse fijado aquí, se decía, el resto del mundo debería haberse quedado sin luna, pero no había manera de saberlo. Buscar en internet no arrojaba mención de un eclipse o de algo extraño en el cielo. Normalmente a media búsqueda olvidabas lo que estabas leyendo, te dormías, cerrabas la página inconscientemente.

Algunos se fueron. Intentaron. Tomaron su coche y condujeron lo más lejos posible, pero la luna, siendo la luna, te sigue en carretera, mirando por la ranura naranja, inescapable, hasta que como ella, de tanto mirarla, caes en un sueño profundo.

Creo recordar, al menos en sueños, volver a ver la luna, la real, plateada, diez, veinte veces más pequeña. ¿Siempre fue así? Creemos recordar una voz, ¿cómo puede haber dos lunas? Lo que vimos anoche No Era La Luna. La Luna sigue ahí, ¿qué no la ven? Pero siempre resulta ser un sueño, y el recuerdo se disuelve en cuestión de minutos.

Una noche mirábamos por la ventana hacia las calles desiertas, amarillas, intentando no verla. Hasta que de pronto sentimos un llamado, y de inmediato miles de ojos, la ciudad entera, la Vimos.

Esa noche el ojo finalmente se abrió.

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